Que me disculpen los presentes, quizás con mis afirmaciones puedo causar
ronchas en algunos que han entendido que martirizase es una forma correcta de
expresar amor por el prójimo, no creo
que la automutilación es la mejor forma de demostrar que “amamos” a nuestra
pareja, no entiendo y nunca entenderé que autodestruirse puede ser una demostración de
amor.
La vida me ha enseñado que un requisito fundamental para
aprender amar a nuestro prójimo es saber amarnos a nosotros mismos. Aprendí que amar no significa reprimir
por no dañar, no significa aguantar, ni ser flexible hasta que te duela, no es
menoscabar tu dignidad hasta el punto de perderla, tampoco se parece a dar más
a los demás que a ti, amar es un darte a ti mismo
para después poder ofrecer, porque NO PUEDES OFRECER LO QUE NO TIENES.
Amar no es permanecer al lado de un hombre para que llene un
espacio de tu cama, cuando llevas desierta el alma, no es permanecer al lado de
alguien para guardar las apariencias, para evitar el qué dirán. Amar es una
receta, en la cual los ingredientes principales deben ser la lealtad, la
consideración y el respeto. Amar es un dar, pero también es un recibir en la
misma medida. Cuando amas sabes que un compañero no es quien está, sino quien
puedes sentir en cada latir. Convivir no es solo compartir un mismo techo, convivir
es un ejercicio que requiere de sabiduría y precisión.
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